Una DAO o Decentralized Autonomous Organization es una Organización Autónoma Descentralizada. O lo que es lo mismo, es una organización que está controlada por algoritmos o smart contracts, no está vinculada a ninguna ley particular, ya que está controlada por una blockchain y los smart contracts. Es decir, lo que busca es deshacerse de los intermediarios, así como hizo bitcoin cuando fue creado en el año 2009. Busca que una compañía o una institución pueda funcionar sin una gestión jerárquica.
Por poner un ejemplo, bitcoin puede ser considerado como una DAO primigenia, ya que funciona con una serie de normas dadas, autónoma y se gestiona de forma descentralizada siguiendo un protocolo de consenso. Aunque, el uso de los Smart contracts, típicos de las DAO no llegaron hasta la plataforma Ethereum, que permitió su creación, lo que las ha dado su estructura actual.
¿Qué necesita o cómo funciona una DAO
?
Necesita tener, previamente, unas normas en las que se regirá y que serán implementadas por un contrato inteligente. Una vez realizado este proceso, la DAO tiene que ir al siguiente paso que es la financiación, para ello necesitará crear tokens, que podrán ser comprados o utilizados para pagar a quienes realicen trabajos dentro de ella. Por ejemplo, si minas una moneda, eres recompensado con los tokens. Por otro lado, al invertir en una de estas DAO y comprar sus tokens, a los usuarios se les da un derecho a voto para influir en el funcionamiento de la misma.
Una vez que todo esto termina, la DAO comienza a funcionar de manera autónoma de sus creadores y de cualquier persona. Al igual que el resto de redes, son también de código abierto y todas las normas y transacciones quedan registradas. Así, son plataformas transparentes. Posteriormente, todas las decisiones que se tomen, se tomarán por consenso entre quienes compraron participaciones en la fase inicial. Más tarde, se vota sobre la propuesta por el resto de la red para que pueda ser aplicada o no.
¿Cómo funciona una DAO?
Podríamos crear una DAO sobre una asociación cultural, por ejemplo. En ella, los asociados pagan sus cuotas respectivas que les dan derecho a elegir las actividades que esa asociación realizará y a dónde irán a parar los fondos. Gracias a los Smart contracts, los asociados podrían tener sus respectivos tokens y mediante ellos decidir por consenso las decisiones rutinarias e incluso desbloquear fondos para gastos concretos que pueda tener la organización.
Todo ello se puede extrapolar a cualquier compañía u organización que lo que busque sea una organización sin jerarquías y mejor organizada en la que todos tengan el mismo peso. Sus posibilidades son casi infinitas porque se pueden aplicar a diferentes cosas, de ahí que sea atractivo para los inversores. Ya que invertir en una DAO da permisos a la hora de decidir sobre el funcionamiento de una empresa y las decisiones que se toman. Como todo, puede tener cosas malas, ya que confiar la gestión económica de una empresa a todos los participantes, en lugar de a gestores especializados puede convertirse en un arma de doble filo.
Por su parte, algunas de las DAO más famosas son la criptomoneda Dash, que está basada en este sistema y BitShares, un intercambiador de monedas. Como todo lo relacionado con las criptomonedas, las DAO son propuestas muy nuevas que pueden funcionar o no o seguramente se puedan adaptar mejor a algunas cosas que a otras. Pero, en esencia es una manera de gestionar proyectos de forma más abierta y democrática, que puede servir para diferentes utilidad, mientras que para otras pueda suponer un hándicap o no aportar valor.
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